Juan Mayorga nació en Madrid en 1965, es el dramaturgo de su generación más laureado y reconocido.
Adicto a la curiosidad, es un dramaturgo de referencia, un vivificador del teatro español con ambición y vocación europea –traducido a 23 idiomas y representado en 33 países–, pero también doctor en Filosofía y matemático. De esa mezcla explosiva entre cálculo y pensamiento nacen sus obras.
Es versátil, provocador y reflexivo, sin que eso rompa una enorme coherencia que le lleva a plantear en teatro como ese reino de la imaginación crítico donde debe permitirse la utopía.
Hombre feliz, padre entregado, autor de éxito, coleccionista de premios, Mayorga late con su tiempo y explora las todavía ignotas posibilidades de un arte vivo que le ha consagrado ya como uno de los grandes en nuestros escenarios.
En 1988 se licenció en Filosofía y en Matemáticas. Amplió estudios en Münster, Berlín y París. En 1997 se doctoró en Filosofía. Ha enseñado Matemáticas en
Madrid y Alcalá de Henares. Ha estudiado dramaturgia en talleres de escritura impartidos por Marco Antonio de la Parra y José Sanchis Sinisterra, así como en la Royal Court Theatre International Summer School de Londres, en su edición de 1998.
Es profesor de Dramaturgia y de Filosofía en la Real Escuela Superior
de Arte Dramático de Madrid. Dirige el seminario “Memoria y pensamiento en el teatro
contemporáneo” en el Instituto de Filosofía del CSIC. Su trabajo filosófico más importante es
“Revolución conservadora y conservación revolucionaria. Política y memoria en Walter Benjamin”.
Entre otros premios, ha obtenido el Nacional de Teatro (2007), el Valle-Inclán (2009), el Max al
mejor autor (2006, 2008 y 2009) y el Max a la mejor adaptación (2008, 2012).
Es autor de los siguientes textos teatrales: “Siete hombres buenos”, “Más ceniza”, “El traductor de
Blumemberg”, “El sueño de Ginebra”, “El jardín quemado”, “Angelus Novus”, “Cartas de amor a
Stalin”, “El Gordo y el Flaco”, “Sonámbulo”,” Himmelweg”, “Animales nocturnos”, “Palabra de perro”,
“Últimas palabras de Copito de Nieve”, “Job”, “Hamelin”, “Primera noticia de la catástrofe,” “El chico
de la última fila”, “Fedra”, “La tortuga de Darwin”, “La paz perpetua”, “El elefante ha ocupado la
catedral”, “La lengua en pedazos”, “Si supiera cantar, me salvaría” y “El cartógrafo”.
Con el título de “Teatro para minutos” ha reunido sus textos teatrales breves: Concierto fatal de la
viuda Kolakowski, El hombre de oro, La mala imagen, Legión, El Guardián, La piel, Amarillo, El
Crack, La mujer de mi vida, BRGS, La mano izquierda, Una carta de Sarajevo, Encuentro en
Salamanca, El buen vecino, Candidatos, Inocencia, Justicia, Manifiesto Comunista, Sentido de
calle, El espíritu de Cernuda, La biblioteca del diablo, Tres anillos, Mujeres en la cornisa, Método Le
Brun para la felicidad, Departamento de Justicia, JK, La mujer de los ojos tristes, Las películas del
invierno y 581 mapas.
Ha escrito versiones de “El monstruo de los jardines” y "La vida es sueño" (Calderón de la Barca),
“La dama boba” (Lope de Vega), “Fuente Ovejuna” (Lope de Vega), “La visita de la vieja dama” (Friedrich Dürrenmatt),“Natán el sabio” (Gotthold Ephraim Lessing), “El Gran Inquisidor” (Feodor Dostoievski), “Divinas palabras” (Ramón María del Valle-Inclán), “Un enemigo del pueblo” (Henrik Ibsen), Rey Lear
(William Shakespeare), “Ante la Ley” (Franz Kafka), “Platonov” (Anton Chejov) y “Woyzeck” (Georg
Büchner). Con Juan Cavestany es coautor de “Alejandro y Ana, lo que España no pudo ver de la
boda de la hija del presidente” y de “Penumbra”.
Su obra ha sido representada en Argentina, Australia, Bélgica, Brasil, Bulgaria, Canadá, Chile,
Colombia, Corea, Costa Rica, Croacia, Dinamarca, España, Estados Unidos, Francia, Grecia,
Hungría, Irlanda, Italia, México, Noruega, Perú, Polonia, Portugal, Reino Unido, Rumanía, Suiza,
Ucrania, Uruguay y Venezuela, y traducida a los idiomas alemán, árabe, búlgaro, catalán, coreano,
checo, danés, francés, gallego, griego, húngaro, inglés, italiano, noruego, polaco, portugués,
rumano, ruso y serbocroata.
"Me han preguntado muchas veces cuál es el teatro del futuro; si tengo que responder a eso, creo que es Grecia, después nuestros grandes del Siglo de Oro y también Shakespeare. Tienen que ver unos con otros porque en todos el teatro es el arte de la imaginación del espectador. La palabra que convoca la complicidad del espectador es capaz de crear la encrucijada de caminos de Edipo, la tempestad que rodea al rey Lear en su noche de locura acompañado solo del bufón y llevarnos a la cueva de Segismundo. Mi tradición es la de aquellos autores que han hecho del espectador el soberano del hecho teatral. Eso debe ser un principio radical."